sábado, marzo 20, 2010

Culpables

Hoy, hace exactamente 1000 post, Miguel y Flor iniciaron Un Rao Dúo luego de creerme, en una plática en un lugar cuyo nombre prefiero no recordar, eso de que un blog ayuda a los escritores que están demasiado ocupados para escribir a que escriban. Porque, según yo, un post no debe representar presión profesional/artística, sino que debe tomarse como un divertimento literario en el que el bloguero simplemente se ejercita poniendo por escrito cualquier cosa y en cualquier momento. No sé si a estas alturas de la vida volvería a decirle esas cosas a alguien, aunque sí sé que con seguridad también me creería. Pero el caso es que Un Raro Dúo está lleva ya 1000 post, y esa ha sido la excusa/pretexto/artimaña/ocurrencia para hacer este Raro Recital, en el que de alguna manera me están diciendo que yo no tenía razón, y que un blog puede y quizá debe ser más que un divertimento, que cada post quizá deba merecer ser publicado y expuesto a los lectores, porque al final del día, si uno hace a alguien que nos lea, ese alguien merece leer algo que valga la pena ser leído. Quizá por eso estamos aquí, y por eso hablo como que estoy en una ceremonia académica muy importante, con ese tono ridículo de discurso de película de superación, pero por eso estoy aquí, porque me han querido echar la culpa de Un Raro Dúo, y que yo me declare culpable así como así. Por eso, en mi defensa, diré que yo no les dije que hicieran literatura, hacerla fue un acto alevoso y premeditado de Flor Aragón y Miguel Molina Tobar, cuyas mentes criminales han vomitado letras y frases que no solo pervierten el orden del curso normal de las ideas, sino que lesionan gravemente las emociones. Por eso, señores del jurado, pido que los declaren culpables del atroz crimen de la disidencia y la rebeldía que consiste en hacer en un blog literatura como la que ellos han hecho. Que no les quede ninguna duda razonable, ellos son culpables.

Y para terminar y dejarlos seguir impunemente con sus prácticas delictivas, como prueba 1 presento al acusado uno. Y como prueba 2, a la acusada 2 en mi propia versión de los hechos en la misma escena del crimen.

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