viernes, septiembre 16, 2011

Argentina se oye

Argentina se oye. No hace falta abrir los ojos. El acento inconfundible, la pronunciación absurda y la dicción arrastrada de esta gente es definitiva, no hay ninguna otra opción que estar en Argentina cuando los escuchas. Y el tango no falla. En los taxis y los paseos turísticos, pero también en las pláticas y en los diarios. El bandoneón y las caprichosas y heterodoxas fusiones se hacen oír, se imponen, incluso a la mirada. Si sos turista, te lo venden a cada paso, en cenas, teatros, hasta en la calle por pocos pesos. Ah, los pesos, para uno que 'pesos' solo es un apodo, aquí es el nombre propio de una moneda otrora tan soberbia, y hoy multiplicada. En este país los gobernantes también resuenan, y se escucha la agudeza de Alfonsín y Perón, y grave Kirchner y Duhalde, el estacato De la Rua, y trágico Videla, Junta, cana. También suenan sus calles, y perdonen los lugares comunes, en las canciones vagabundas de Gardel, de Fito y Charly y Gieco, y la provincia retumba en la garganta de Mercedes Sosa, y Atahualpa. Se oye hasta el silencio de Cerati. Suena la pregunta implacable en la Plaza de Mayo "¿Dónde están?", y sin palabras un Piazzolla me conversa confundido entre leones marinos. A mí me suena todo, no todo me suena bien, pero aquí ando, tratando de aprender a escuchar.

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