lunes, septiembre 26, 2011

Acostumbrarse

Uno puede acostumbrarse a casi todo,
a los casi,
al buen encuentro,
y la anunciada despedida.
Uno sabe acostumbrarse a los adjetivos,
a las palabras nuevas,
al mal vino
y al mejor amigo.
Uno debe acostumbrarse a las obligaciones,
a lo imposible,
a la luz de la mañana,
y a los a veces.
Uno quiere acostumbrarse a los mismos versos,
a la buena compañía,
a la distancia del pasado,
y a la nostalgia.
Uno requiere acostumbrarse a lo fugaz,
a la ignominia,
a la otra almohada
y a las decisiones.
Uno busca acostumbrarse a los pasos,
a la voz de las paredes,
a la risa en la ventana,
y a los espejos.
Uno intenta acostumbrarse a los silencios,
a las medianas respuestas,
a las miradas,
y a la ignorancia.
Uno se acostumbra a la indolencia,
al sabor de cada olvido,
al color de la incerteza,
y a la mentira.

Uno se acostumbra a casi todo,
menos a tener que acostumbrarse.

2 comentarios:

Alada, fuerte y azul dijo...

Uno se acostumbra a sus poetas y los reconoce cuando escriben desde adentro, incluso si se visten con palabras y costumbres nuevas.

Unknown dijo...

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