miércoles, septiembre 28, 2011

Incrédulo

La mitad del mundo es mentira, y la otra mitad es una duda. Así vivo. Así sobrevivo. Las verdades me espantan como deberían espantarme los fantasmas, pero los fantasmas no me espantan. Me espantan las verdades porque solo existen por descarte, casi por azar, y nunca, o casi nunca, se revelan. Yo miento cuando digo que no miento, pero lo que digo es que no digo mentiras, por eso soy tan callado. Me gusta preguntar porque he aprendido a disfrutar de las mentiras, de la creatividad conque se levantan, de la estética en que a veces se envuelven. Nunca creo nada, soy eso que los diccionarios definen como incrédulo, soy un incrédulo perfecto. No me gusta responder, porque no me gusta decir mentiras, y cada respuesta es eso, aunque no quiera, aunque no lo crea. Me llevo bien con muchos mentirosos, los disfruto, me divierten en su oficio. Oficiantes talentosos. Mienten con todo el cuerpo, con la mirada, con la intención. A veces mienten por placer, a veces por costumbre, a veces por necesidad, por supervivencia. Y se vale, a veces se vale. Conmigo se vale porque no me engañan, a menos que yo quiera. Es así, y no miento, aunque mienta, pero que no les importe, soy un mentiroso responsable, hasta socialmente responsable. Yo dudo, eso hago, dudar, porque dudar me hace responsable: me cuido, y cuido a los demás. Las dudas salvan de la culpa, de la propia culpa y de la culpa ajena. Soy incrédulo, y cada día quiero serlo un poco más, no hay otra forma, no hay otro modo, créanme.

No hay comentarios:

Copyright

© ® Todos los derechos reservados. Todos los textos, contextos, y pretextos, a menos que se indique lo contrario, son de la autoría del bloguero en cuestión. Su uso está condicionado a citar la fuente y este blog.