lunes, febrero 23, 2009

¡Dan asco!

Este país da asco. Dan asco esos políticos, esos líderes religiosos y esos padres y madres que están pidiendo que se permitan por ley los "correctivos físicos" a los niños y las niñas, es decir los golpes, los gritos, las humillaciones, siempre y cuando sean de forma "moderada y adecuada". Dan asco sus palabras llenas del atrevimiento de la ignorancia y de indignantes eufemismos: “sí habrá espacio para la ‘nalgadita’”, dice un diputado del PCN, Antonio Almendáriz, al referirse a la ley de protección al menor que quiere que se apruebe; por su parte, Juan Pablo Durán, de Cambio Democrático, cree que "prohibir el castigo físico sería una medida discordante y contracultural, y por ello sería imposible despojar a los salvadoreños de una tradición generacional en la forma de educar a los hijos"; pero el premio a la estupidez se la lleva Jeremías Bolaños Anaya, superintendente general de la Conferencia Evangélica de las Asambleas de Dios, que después de decir que todas las iglesias son enemigas del maltrato infantil en todas sus formas, suelta la siguiente barrabasada: "Pero tampoco podemos obviar lo que está escrito en La Biblia [...] Si llega el momento de aplicar un correctivo físico, hay que explicarles antes por qué se los castigará". La fichita de Armendáriz no quiere dejarse ganar por el evangélico, y en defensa de la mentalidad de los políticos de su estirpe quiere consagrarse al afirmar que "El producto de todo eso [la prohibición del castigo físico a los menores de edad en Estados Unidos y Europa] son generaciones perdidas. La verdad es que hay que corregir al niño en su niñez para que no tenga consecuencias después". No sé si me estoy amargando y si esto no le indigna a nadie más, pero yo no puedo contener este asco, y no quiero decir más.

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PD: A Castellanos Moya le faltó mucho más asco para describir con justicia a este país.

5 comentarios:

Unknown dijo...

si te sirve dialgo, a mi también mindigna!

La Flor dijo...

A mí también, que soy mamá y no acostumbro pegarles a mis hijos, y que yo sepa no son niños terribles; es más sostengo la teoría de que los niños a los que se les pega son los terribles, porque aprenden que todo se soluciona con la violencia y son los que llegan a cachimbiar a los otros bichitos a la escuela y después los papás no se explican por qué...

Aunque no creás, alguna vez se me ha ido la mano en la nalga de algún bichito... Y la que sale sufriendo más es mi mano.

Ya quisiera yo que alguno de esos señores oyeran la historia de Marta, la señora que trabaja en mi casa, el día que la mamá le pegó porque perdió un lápiz, le dio con cincho como que la estaba latigando y se le fue la hebilla y le dio en la cabeza... Y bueno, fue triste...

Unknown dijo...

He comprobado 2 cosas sumamente importantes en mis 4 años de ser madre: 1) Mi hija mayor, de 3 años y medio, me entiende y observa mucho más cuando le explico por qué algo que hizo está mal y le enseño un ejemplo de la consecuencia. No siempre actúa uno así, por supuesto. Los ires y venires del día te cansan, te desaniman o alteran, andás cansado, agobiado y de pronto tu hijo hace tremenda travesura o te contesta mal y no contenés la palma o el grito. Cuando hemos platicado, entiende mejor y recuerda el diálogo. 2) Decirle: esta tarde no habrá plumones, plastilina, televisión, vídeos, salida al parque o similares, funciona mucho más que dejarle tu mano pintada en la nalga...a parte de eso, aprenden a no tenerte miedo, sino confianza....y aun me falta mucho qué vivir, pero intento ser sobria en este tema.

HuelveElena dijo...

Soñé con este post, sabés. Y soñé que me encontraba al diputado del CD y le gritaba muchas cosas, y entre otras le gritaba lo estúpido de su concepto de tradición y contracultural.

Si querés, podemos hacerlo en vivo. Solo se trata de ir a la Asamblea. Propongo una marcha.

Karla Rauda dijo...

Élmer: a mi también me indigna y me molesta en tremenda sensación de asco.
Elena: me uno a la marcha.
A este país le hace falta mucho por crecer, no tengo hijos pero soy de la generación del "lo hago por tu bien" y creo que al final hubieran sido más correctivas actitudes de coherencia y de respeto.

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