lunes, noviembre 08, 2010

Post sin encargo, robo de idea

A mí no me lo pidieron, pero me meto a esto de postear sobre la interrogante suelta en twitter por el buen amigo: ¿Se puede extrañar el otoño aún y cuando no lo has vivido?
Por definición, sí. Extrañar, epistemológicamente hablando, es no conocer. Extrañamos precisamente lo que no conocemos, es decir, que no hemos inteligido, de lo que somos extraños, ajenos, una otredad sin referencia intelectiva. Al menos en ese sentido, la respuesta a la pregunta es afirmativa. Claro, la RAE da 8 acepciones para seguir elucubrando:

Extrañar 
(Del lat. extraneāre).
1. tr. Desterrar a país extranjero. U. t. c. prnl.
2. tr. Ver u oír con admiración o extrañeza algo. U. m. c. prnl.
3. tr. Sentir la novedad de algo que usamos, echando de menos lo que nos es habitual. No he dormido bien porque extrañaba la cama.
4. tr. Echar de menos a alguien o algo, sentir su falta. Lloraba el niño extrañando a sus padres.
5. tr. Afear, reprender.
6. tr. p. us. Apartar, privar a alguien del trato y comunicación que se tenía con él. U. t. c. prnl.
7. tr. ant. Rehuir, esquivar.
8. prnl. Rehusarse, negarse a hacer una cosa.
 
Por lo pronto, aquí me quedó yo.

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