viernes, julio 09, 2010

Infiel

A todos nos cuesta aceptarnos infieles. Pocas cosas despiertan tanto la creatividad como el intento de evadir la aplicación de ese adjetivo a nuestro perfil. Elaboramos teorías estrambóticas a partir de silogismos falaces con sorprendentes grados de complejidad. Sobresale, entre todos, el argumento semántico, con el cual pretendemos poner en perspectiva el asunto:

"Lo realmente importante es la lealtad", dicen, "la infidelidad es secundaria", siguen diciendo. 

El común de los mortales no suele recurrir al diccionario para asegurarse del significado de las palabras que se atreve a utilizar. Mala noticias para los que creen estar a salvo bajo ese artilugio de palabras, porque resulta que la Real Academia de la Lengua define Fidelidad, con bastante precisión, y la define así:
Fidelidad.
(Del lat. fidelĭtas, -ātis).
1. f. Lealtad, observancia de la fe que alguien debe a otra persona.
2. f. Puntualidad, exactitud en la ejecución de algo.
Entonces resulta que el concepto de Fidelidad se define a partir de la Lealtad, la incluye. Y si alguna duda cabe, cuando nos vamos al concepto de Lealtad, la cosa se pone más difícil:  
Lealtad.
(De leal).
1. f. Cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien.
2. f. Amor o gratitud que muestran al hombre algunos animales, como el perro y el caballo.
3. f. p. us. Legalidad, verdad, realidad.
Los juegos de palabras solo ayudan a justificar y a elaborar situaciones abstractas en las que resulta más seguro vivir, porque en las reales siempre aparece algún aguafiestas. Y ahí vamos inventándonos mundos en los que vivimos solos, pero creyendo que los demás deben regirse por la lógica que nos hemos inventado para sostener nuestra impunidad sexoemocional. Claro, podemos decir que los diccionarios también son mundos abtractos, fríos, impersonales, limitados y limitantes, que solo intentan aportar significados al mundo que pronunciamos, pero que "la vida (en pareja) es complicadísima, incomprensible (desde afuera), particular y sin posibilidad de generalizaciones". Y ya, ahí lo tenemos, un nuevo argumento para seguir creyéndonos los buenos, las víctimas, los mártires del amor.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Y eso que hasta entre Sartre y Simone habían secretos... a pesar de su amor "necesario" y sus amores "contingentes"... cuestión de naturalezas...

Mario E. dijo...

Me gusta mucho esta entrada. Pero se escribe: "precisión", no: "presición"*.

Vamos corregirlo para que quede perfecto. :)

É.L. Menjívar dijo...

Hemos precisado ya ; )
Gracia!

La naturaleza es otro argumentos del menú...

Lauri García Dueñas dijo...

Me llega. Justamente hoy me estaba dando excusas para ser infiel...

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