Hay domingos en los que uno amanece sobrado de claridad. Por su puesto, también amanece solo y al mismo tiempo agradecido. Y no se confundan, no se trata de que un domingo uno amanece sabiendo qué es lo que quiere en la vida, no. Eso sería amanecer aburrido para siempre. Esta claridad funciona al revés: uno amanece sabiendo qué es lo que no quiere en su vida. Ya con eso es más fácil disfrutar de la luz del sol y de la consecuente y momentánea falta de lluvia.
domingo, junio 20, 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Copyright
© ® Todos los derechos reservados. Todos los textos, contextos, y pretextos, a menos que se indique lo contrario, son de la autoría del bloguero en cuestión. Su uso está condicionado a citar la fuente y este blog.
3 comentarios:
me super encantó...así pasa..a veces!
estoy de acuerdo, muchas veces el camino, la direccion, etc. puede surgir teniendo claro que es lo que no quiero, hacia donde no quiero ir. Es una vision que creo que pocos comprenden.
tuve uno de esos domingos en el que me dí cuenta de algo que no quiero en mi vida
Publicar un comentario