ni tan bueno.
domingo, noviembre 29, 2009
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Instrucciones para bien querer a un poeta
(o ultimátum para abandonar el mejor sueño de su vida)
no se ignore
nunca
su condición, incompresible,
por naturaleza insoportable,
cuando se trata de pasar las horas.
invéntese que es usted
la pupila paciente de un santo de romería.
hable dulce y ría poco,
suelte carcajadas por tonterías
y abrácele por la espalda cuando no esté tomando café.
escuche con suma atención
las canciones que le anuncia.
no levante la voz
y no insista en retenerlo en la conversación
a golpe de amenazas y sollozos.
procure no ceder terreno,
porque luego no se admite circunstancia.
no pretenda acaparar promesas,
ni exigir riguroso cumplimiento.
si pregunta mucho,
aténgase a que mienta.
está más allá, pero voltee
que aunque salte, grite y se desnude,
no quiere que le vea.
fácil no es.
más bien, fastidioso,
redundante y cínico.
si puede correr, corra,
que lo que perdería
no lo extrañará,
porque no puede, en verdad,
ni siquiera imaginarlo.
ni sus palabras emocionadas
cuando revela el misterio de la luz,
puedan, quizá, mitigar la amargura
que deja uno solo de sus plantones.
la paciencia promete reencuentros
con el origen del encanto:
breves, pero vitales,
como la estación del colibrí.
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