sábado, mayo 29, 2010

Sin título

Tendría que contarte todo,
desde el principio,
y ya no estoy seguro si todo esto alguna vez empezó.
Pero podría intentar volver a la escena de los hechos,
lo deshechos,
recurrir a un técnico forense, un psicoanalista, una medium,
implementar el método deductivo,
releer con atención "Los crímenes de la calle Morgue",
y repasar la Inconclusa de Dvorak.
Tengo una memoria criminal,
asesina en serie:
sepulta sus víctimas en rincones inhóspitos.
No preguntés.
No quiero que tengás nada que olvidar.

viernes, mayo 21, 2010

Diatriba caprichosa contra los progenitores

A mí no me instalaron el instinto de la prolongación de la especie, no quiero ser padre. Si a veces me cuesta alimentar este blog, ayudarle a crecer sano, educarlo y mantenerlo vivo, no me veo tratando de hacer lo mismo con un ser humano. Eso y un intercambio epistolar reciente, aunque parezca retorcido y caprichoso, me ha hecho pensar en que no quiero ser padre. Al menos eso sostengo hoy -tampoco me instalaron el sentido de la constancia- y, aunque lo digo poco por temor a represalias sociales, creo que ser padre o madre tiene una dosis de irresponsabilidad implícita, porque implica poner en riesgo la vida y la calidad de vida de un ser humano, porque implica imponerle normas que no tienen ninguna garantía de ser correctas para todos y en todo momento, porque se habla de valores que siembran fronteras y culpables, porque la más mínima equivocación tiene repercusión que generalmente son ignoradas gracias a ese delirio de perfección inherente a la paternidad y maternidad, porque es el ejercicio autoritario de un poder sin reciprocidad, porque es el futuro chantaje emocional de haber dado todo y reconocer que es mentira que no se espera nada. Ya vendrán los padres abnegados a recitarme poemas sobre su condición bendita y maldiciones contra mi impía palabra, solo les advierto que estoy curtido de regaños, y que mi mamá me ama y yo amo a mi mamá.

sábado, mayo 01, 2010

Vértigo

Tengo una grave propensión hacia las historias complicadas. No me basta la matemática simple: dos más dos es igual a cuatro: infalible. No, siempre termino en el cálculo diferencial, con imposibles ecuaciones de tercer grado, donde el resultado también es infalible, único e inequívoco, como el cuatro del dos más dos, la diferencia es que a ese resultado infalible, único e inequívoco se llega atravezando un torturador como tortuoso camino. Información no me falta. Talento para la estrategia tampoco. (Malas)Experiencias me abundan. (Malos)Consejeros me sobran. Quizá sea adicción al vértigo, a ese trastorno del sentido del equilibrio, a esa turbación del juicio, repentina y pasajera, a ese apresuramiento anormal de la actividad de una persona, a esa sensación de inseguridad y miedo a precipitarse desde una altura. A veces, el diccionario es el único que me entiende.

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