sábado, febrero 13, 2010

Contra el amor

El amor es un dogma, una idea que la mayoría de gente acepta como una realidad existente, y conduce su vida bajo su inspiración y sus reglas. Insinuar que no existe una realidad equiparable a la idea del amor es causa de lapidaciones morales, burlas, acusaciones y sandeces propias de los que defienden el equilibro de su mundo a puras abstracciones. Debo confesar que la idea del amor me gusta, aunque no la crea, como me gusta la idea de dios, más concretamente me gusta la idea de ser dios. Porque son ideas que evitan muchos inconvenientes radicales, aunque traen consigo muchos inconvenientes contingentes.
Ya le costó mucho a mi "primer amor" -y a los que le siguienron- lidiar con estas mis ideas que ya hace 23 años me alejaban del gran público, mucho le cuesta a la gente que se mantiene cerca mío, y no es que se queden porque algo de lo que yo argumente cale el dogma, sino porque me ubican en alguna categoría que les ayude a soportarme: excéntrico, bohemio, amargado, charlatán, sardónico y similares. Yo trato de no pontificar -a veces no lo consigo- porque no quiero adeptos, ni militantes combativos contra el amor, sé bien que no es una postura cómoda para vivir en sociedad.
A nadie le gusta enterarse de que sus relaciones son construcciones sociales con más componentes e intereres materiales que sentimentales. Que una pareja no se mantiene unida por la hermosa abstracción que es el amor, sino por conveniencia social, económica, institucional y, sobre todo, por el legítimo y simple temor a la soledad, y más concretamente, a la vejez en soledad. Todo deviene en una convergencia de patologías que encontramos en el índice de cualquier tomo de psicológía clínica y psiquiatría: ansiedad producto de la baja autoestima, o de inseguridades, o de paranoias, o de un sin fin de traumas y complejos. También desfilan la codependencia, baja tolerancia a la frustración, dependencias de todo tipo, entre otras más. Y sin duda, la parte hormonal (bioquímica) también hace lo suyo, provocando incluso afecciones y dolencias médicas.

Ante lo complejo que puede ser todo esto comprendo a la perfección que se prefiera y se defienda tan aguerridamente al amor como algo real y posible. Es infinitamente más fácil vivir contando con el dogma romántico, al menos es más fácil sobrellevar los episodios más patéticos de nuestra vida, y difrutar los más alegres, creyendo que obedecen al destino que los dogmas nos imponen. Basta enterarse porque se escogió a Valentín, obispo de Interamna Nahartium, en el año 270, como la isignia religiosa de los enamorados: Era un médico romano que se hizo sacerdote y casaba soldados: se dedicaba a casar en secreto a parejas que quisieran formar una familia. Esto le valió la cárcel bajo el mandato de Aureliano, sucesor de Claudio, quien ordenó su decapitaciñon un 14 de febrero de 270. La idea del amor, justifica casi todo, y los seres humanos vivimos para eso, para justificar y justificarnos.

He dicho.

11 comentarios:

Jose Ramon Santana Vazquez dijo...

...traigo
sangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...


desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ


TE SIGO TU BLOG




CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...


AFECTUOSAMENTE:
ELMER


ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE CABALLO, LA CONQUISTA DE AMERICA CRISOL Y EL DE CREPUSCULO.

José
ramón...

José Carlos dijo...

Desde hace poco sigo tu blog, me gusta tu forma de pensary de escribir, pero esta entrada concreta el cumulo de ideas que he venido manejando de un tiempo hasta la fecha, como tu dices, no buscas seguidores, pero estoy totalmente de acuerdo contigo, le sumaria que es un muy buen comercio.

Saludos

Proiectus dijo...

Me encantaría que más de algún "enamorado del amor" que yo conozco leyera esto. Me encantaría verle la cara. jajaja

É.L. Menjívar dijo...

Gracias José Ramón por este comentario tan particular, me encantó. Prometo pasearme por tus Horas Rotas.

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José Carlos, hay mucho que sumar en esto, y mucho que escuchar también. Gracias por tu comentario.

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Proiectus, por favor cuéntame que caras ves... jeje. Saludos.

Unknown dijo...

Yo escojo Charlatán.

(¡ma ve!)

Mrs Violence! dijo...

me gustó :)

É.L. Menjívar dijo...

Miguel, lo de "charlatñan" lo puse pensando en vos fijate...

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Mrs Violence, siempre con buen gusto... jejeje. Saluditos.

É.L. Menjívar dijo...

* Charlatán :P

Alada, fuerte y azul dijo...

jejeje definitivamente el amor es como un orgasmo, es mejor sentirlo y no explicarlo. Solo el que lo ha sentido, sabe de qué se trata y el que no, aunque se lo expliquen no puede imaginarlo. saludos

É.L. Menjívar dijo...

Alicia: Ese es el dogma del empirista. Y en su caso usted asume que la explicación debe ser la misma para todos los que han experimentado el amor, asume que todos llegan a la misma y positiva conclusión. Yo sostengo que no es así. Al final, cada experiencia se realiza en cada quien a partir de necesidades y capacidades muy subjetivas, mediadas por un sistema cultural que funciona por imposición social.
Y a manera de síntesis, para mí sentir y poder explicar las cosas -entre ellas un orgasmo- representan exactamente el mismo placer. Saludos también.

Alada, fuerte y azul dijo...

jajaja ok,si eso leyó, eso ha de ser pero ¿Empirista yo?

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