Dicen que las madrugadas se prestan a las llamadas prohibidas. Sobre todo cuando la madrugada lo pone a uno tan libre y la conciencia lo deja a uno ahí, suelto, valiente, irresponsable e irreverente. No sé bien si el alcohol tiene algo que ver, yo sé bien que todos dirán que sí, pero yo no le echaría la culpa. Por mucho alcohol que tenga la madrugada, uno no llama si no hay alguien a quien llamar, si no hay algo que decir, si no hay alguien a quien golpear. Uno sabe que no contestarán, y por eso no tiene ningún discurso que encumbrar. Es como cuando los perros salen corriendo y landrando ferozmente tras los carros que pasan ¿Qué harían los perros con los carros si los alcanzarán?
Y al amanecer, a veces, las llamadas las recibe uno, y en las mañanas después de esas madrugadas, uno está ya indefenso, con sueño, apenas lúcido, y quizá avergonzado. Entonces uno solo quiere dormir. Dicen.
1 comentario:
dicen???
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