miércoles, junio 08, 2011

Enemigos imaginarios

No, que va, ustedes no son mis enemigos. La palabra enemigo es demasiado real y demasiado grave. Ya no los quiero, pero no los odio. Los quise. Luego los odié, pero fue porque me dolieron, pero fue porque los quise. Y para el bien de la humanidad, mis odios son temporales, nunca me sobreviven lo suficiente. Indiferentes, eso sí me son, indiferentes. Ya me puedo reír de ustedes y de mí con ustedes. Ya puedo verlos circular mi periferia y permanecer así, indiferente, tal cual. Claro, a veces los extraño, después de todo eran buenos enemigos. Los enemigos perfectos, se podría decir: mediocres de talante, incapaces de reconocerse traidores, primitivos en sus instintos, solitarios desesperados, ignorantes de sí mismos. Así da gusto tener enemigos. Siempre inferiores. Siempre imaginarios.

1 comentario:

Alada, fuerte y azul dijo...

No me llegó a mi correo (lloraré)

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