voy a extrañarte bien,
con ganas de reir de tanta gana de volar,
con elegancia matinal
y garbo de señor.
Voy a extrañarte con albur,
como quien aprendió a reirse del dolor,
con cinismo demencial
y eufórico candor.
Te extrañaré así sin más,
por pura gana de incordiar,
faltándole el respeto a la ciudad
como arquitecto colonial.
Para extrañar con libertad,
voy a olvidar la seriedad,
lanzando risas de alquitrán
como payaso terminal.
Extrañarte será un placer,
como un masaje pero sin piel,
el último trago de un tinto infiel
en copa rota como aquel.
Para extrañarte tengo que rimar,
sentirme diametral, un clásico local,
septentrional sino boreal,
un constante delirar, una risa sin final,
una burla de matar, una histeria,
una forma insana de burlar...
Pero riámonos ¡carajo!
que no quiero llorar.
* Por favor lea: Cuento, de Carilda Oliver Labra
2 comentarios:
Sencillamente exquisito y raro en su estilo. Me encantó
Me encantó!!!!!
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