miércoles, diciembre 01, 2010

Sobre mi apéndice y otras entrañas

Un día, de pronto, ya no tienen uno apéndice. No deja de ser raro ver fuera de uno un pedazo que ha sido de uno desde que uno es uno. Ahí estaba, blanquecina, enjutada, ahogada en un líquido raro dentro de un bote que bien podría contener 100 ml de mayonesa, y no un apéndice, mi (ex) apéndice. Dicen que no sirve para mucho, que por eso las partes "extras", los "por si acaso" de los documentos importantes se llaman apéndices. El diccionario de la lengua no es muy bondadoso aportándole significados dignos, a lo mejor otros diccionarios digan más, como uno de anatomía o medicina. Pero parece que no hay acuerdo en para qué está, pero algunos creen que solo está para que el cuerpo pida su exilio forzoso, so pena de muerte. Es que claro, sin los avances médicos de hoy en día, un cuadro de apendicitis (la inflamación de la apéndice debido a una obstrucción imposible de determinar: un pedazo de uña (ajá, por comerse las uñas), una semilla de linaza (ajá, por vegetariano), una semilla de guayaba (ajá, por hacerle caso a García Márquez), o por cualquier partícula que pueda evitar que el apéndice pueda desahogarse) no podría ser detectado y uno se muriera así nomás, de muerte natural, como se usaba antes. Esto me hace pensar que probablemente mi cuerpo estaba programado para morirse el lunes pasado, o el martes, como mucho, según el médico, que es cuando el diagnóstico hubiera sido peritonitis, es decir, que el apéndice hubiera explotado y hubiera perforado el intestino y provocado una infección bacterial masiva e irreversible. Hace unos 100 años, ahí hubiera terminado mi cuento. Pero bueno, en este aquí y en este ahora, heme aquí cavilando sobre un pedazo de tejido extraño, que viene de gratis en el paquete y que resulta tan caro librarse de él. El dato curioso, y conmovedor, es que a pesar de que no soy ni seré el pariente que visita a los parientes cuando están en el hospital, fui muy visitado por mis parientes, que sí son buena gente, y eso resultó ser buen indicio de que han llegado a comprender que en las entrañas no es que sea yo un mal tipo.

6 comentarios:

Alada, fuerte y azul dijo...

Puedo parecer exagerada pero sus post me recuerdan a los "Textos Costeños" de García Márquez

Soy Salvadoreño dijo...

Que bonito es leer cosas que uno ha pensando así bien #random en su vida, como el hecho de que hace unos 100 años hubiera muerto, y luego verlas plasmadas así bien ordenadas, bien redactadas...
En lo único diferente es que si visito a los familiares. Me sentí bien cuando me visitaron y comprendí lo valioso que es una visita.



Saludos

KR dijo...

Poeta: le deseo una pronta recuperación de su ahora desapego de su apéndice... curioso... a mi hermana la operaron también por apendicitis...

saludos

É.L. Menjívar dijo...

Alicia, no he leido los Textos Costeño, pero ya me dio curiodidad... pero gracias por el piropo : )

Soy Salvadoreño: Pues sí, las visitas son una gran cosa, a lo mejor de ahora en adeñante me haga más visitador, pero he tenido mis reparos por traumas de infancia... Y que bueno que hayas pasado por aquí, a #ramdomiar conmigo.

KR: Ahí voy ya recuperándome, ojalá que a tu hermana le vaya como a mí. Saludos.

Unknown dijo...

Jejeje este post me pareció como el inicio de una parte de la plática de hoy, siento que lo tenía que haber leido antes. Buena reflexión, pobre apéndice. Ya vas a estar bien :)

Sodanarg dijo...

Hace mas de un mes tuve la misma experiencia, despierto en el quirofano mientras operaban pregunté: ¿Y cual es la función del apéndice? Y el doctor me respondió: PROVOCARTE APENDICITIS!, solamente me callé y dejé que siguieran con lo de ellos...

Que te mejorés!

Copyright

© ® Todos los derechos reservados. Todos los textos, contextos, y pretextos, a menos que se indique lo contrario, son de la autoría del bloguero en cuestión. Su uso está condicionado a citar la fuente y este blog.