A veces, uno espera, y luego solo queda llorar cuando se ve las manos vacías. Uno espera, y el espejo reclama insistente en cada oportunidad que le damos, y es implacable. Uno espera, y el tiempo se vuelve en contra, y empiezan a doler cada segundo muerto. Uno espera, lleno de esperanza y termina vacío, agotado, pensando sin parar en que uno siempre espera todo, y nunca espera verse tan solo como antes de esperar. A veces, uno espera, y luego solo llora.
miércoles, marzo 12, 2008
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1 comentario:
Muy bonito. Me gusta
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