viernes, mayo 27, 2011

El crítico y la actriz

Ella quería morir actuando. Él quería vivir para verla actuar. Y, claro, él lo sabía todo. Y, claro, ella no sabía que creer. Después de nueve giros, siente saltos y alguna copa de más, ella pudo preguntar. Antes de las copas, él nunca sabe responder. Ella, claro, agradece. Él, claro, le dice que no hay nada que agradecer. Ella sopla caricias sobre su ego, y él solo así se deja acariciar. Ella, tres veces, se retira saltando. Él, con los pies en la tierra, se queda a mirar. A la tercera se despiden, sin telones, sin luces, ni aplausos de pie. Él la sigue mirando sin  poderla ver. Ella quizá no recuerde bien esa escena tan al revés: aquella oscuridad, aquella luz para bailar, aquella música, aquel montón de cuerpos, aquel ritmo de hoy. Él hubiera querido ser otro, quizá también un actor infalible, para poderla retener.

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